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lunes, 10 de abril de 2023

La policía del autismo

Dos agentes de policía, salidos de Bob Esponja, mirándose de reojo con gozo.
¡Alto ahí, piltrafillas!

Enseñadme vuestros carnés de autistas. Para hoy. Que si no me cierran el Dunkin y la vamos a tener.

… vale, no. No quiero que me enseñéis nada. Sobre todo considerando que ahora tengo el monopolio de producción de carnés de autizmo (?. Pero seguro que esta situación es algo que todes hemos vivido en nuestras carnes, al menos una vez.

Gente, que seguramente no nos conozca de nada, o como mucho la podamos catalogar de “conocides”, nos pide pruebas y explicaciones sobre nuestro autismo. Como si se lo debiéramos, porque el ser diferentes nos hace menos, o algo así.

O como a mí me gusta llamar a este tipo de personas: policías del autismo.

¿Y por qué existen? Porque hay gente ahí afuera, que en lugar de escuchar y aprender, simplemente han interiorizado la realidad más extrema del espectro autista, que son aquellas personas que son no hablantes, posiblemente con discapacidad intelectual y que necesitan un nivel bastante elevado de apoyos para poder tener una vida digna. Sí, ignorando que hay muchas formas de ser autista ahí afuera, y que no todes estamos en ese nivel.

Y si lo estuviéramos, ¿y qué?

El caso: que como no somos lo que elles (erróneamente) creen que es el autismo, pues claro, nos ponen en duda. Y aquí es donde la cosa se pone fea. Porque si les quieres mostrar pruebas, podrán decir que no son reales. O pueden pedir más. Porque dejad que os diga una cosa: nunca es suficiente para esta gente. Absolutamente nunca.

¿Pero qué pasa si eres autodiagnosticade? ¿O estás esperando a que te hagan las pruebas, pero tú estás convencide? ¿O simplemente no quieres un diagnóstico por la razón que sea? ¡Ah, no! ¡Vosotres estáis diciendo que sois autistas porque queréis casito, paguitas y toda la parafernalia! Porque no os olvidéis: ser discapacitades es un chollo, según les policías.

Lo que este tipo de gente no entiende es que no tienen derecho a exigirnos pruebas de que somos autistas. Porque no hace falta ser genies para saber que el 99,99% de estas personas no tienen una formación relacionada con la salud mental, y por lo tanto, cualquier documento médico les puede parecer muy complicado de entender, o simplemente, falso. Y de nuevo, si no existen documentos, por la razón que sea, tampoco tenemos que entrar en profundidad por qué sabemos que somos autistas.

Porque estes policías disparan primero y luego preguntan.

No vale la pena intentar razonar con elles, porque a la mínima nos van a invalidar. ¿Que tenemos trabajo? ¿Pareja? ¿Amigues? Pues ya está, somos autistas de chichinabo, que tenemos que tener alguna razón para ir por ahí diciendo que lo somos.

Y de nuevo, no podrían estar más equivocades.

¿Cuántas veces hemos dicho que somos autistas y nos han mirado con caras de disgusto? ¿O nos han dicho el típico “Pues tú no pareces autista”? ¿O nos han tratado como si fuéramos Rain Man? Ser autista no es el chollo que estes capacitistas creen que es. Porque es lo que son: unes capacitistas de aúpa.

Hace tiempo expliqué por qué ser autista no es guay, y es algo que mantengo a día de hoy. No, la sociedad nos trata fatal por eso de que somos diferentes, y ya se sabe, la gente teme todo aquello que no entiende. Así normal que queramos buscar comunidad. Vivir sintiendo que eres une rarite y que nadie de tu alrededor te entiende es agotador. Y si encima tenemos a gente intentando juzgar qué es y qué no es autismo desde su limitadísimo conocimiento… Apaga y vámonos.

Como siempre digo: tienen derecho a cero explicaciones, y da igual cómo se pongan, mi expediente médico no va a cambiar solo porque elles no están de acuerdo. Ahí va a seguir diciendo que soy autista. Mi cerebro tampoco va a cambiar. Yo nací autista y me voy a morir autista. Al igual que todes nosotres.

Así que nada… Si eres une de les policías del autismo y este texto te ha molestado, te voy a dejar un regalito.

Bob Esponja con un arcoiris. En la zona de abajo dice "Fuck the Police" Que le jodan a los maderos.

Ojalá poder ponerme este Bob Esponja en una camiseta, pero la imagen es de baja calidad… ¿Pero a vosotres? Pues que os jodan un ratito.

domingo, 26 de marzo de 2023

La incoherencia de Autismo España

Pues estamos a las puertas de abril, lo que para muches autistas significa tener que aguantar todo el mes con toda la parafernalia azul, especialmente el día 2, que es el Día Internacional del Autismo. Sin les autistas, en mi humilde y personal opinión.

Es en esta época del año cuando las diferentes asociaciones hacen diferentes campañas para concienciar sobre nuestro neurotipo, y dejad que os diga una cosa: yo creo que la sociedad ya está concienciada. Ya saben que el autismo existe, y tienen una idea general de lo que es. El siguiente paso sería enseñar a la sociedad a aceptar a quiénes somos autistas. Pero claro, eso implica un esfuerzo y una labor emocional que muchísima gente no quiere hacer.

Y aquí es donde entraría la campaña de Autismo España, Llamémoslo por su nombre. La idea es mostrar que, dentro del espectro autista, no hay dos personas iguales. Y, en mi opinión, lo han conseguido. Me gusta que las cuatro personas mostradas en su vídeo de dos minutos tengan perfiles diferentes.

Cierto es que ha habido críticas en Twitter respecto al hecho de que, por ejemplo, no hay representación LGBT+, y aunque es algo en lo que estoy de acuerdo, quiero añadir una observación: teniendo en cuenta que esta es una campaña a nivel estatal, en el caso de que algune de les participantes forme parte del colectivo, pueden no sentirse cómodes saliendo del armario. Especialmente teniendo en cuenta que el mundo está girando tan rápido como peligrosamente hacia el fascismo. Resumiendo: mucha gente no querría ponerse una diana, por si acaso los amigos del tío del Charizard ganan las próximas elecciones.

La otra gran crítica que he visto es que usan tanto “tiene autismo” como “es autista” en el vídeo y los tuits asociados a la campaña, y esto se puede defender bastante rápido: probablemente sea cómo estas personas se sientan cómodas hablando de su identidad. Si alguien se siente mejor diciendo que tiene autismo en lugar de decir que es autista, siempre y cuando sea una decisión personal y no una imposición exterior, me parece correctísimo. Nadie debe explicaciones respecto a su retórica personal.

Ahora, hay algo que sí se le puede, y debe, criticar a Autismo España. Es incoherente a más no poder crear esta campaña para intentar mostrar que el espectro autista es diverso y único; y a la vez apoyar la iniciativa Ilumina de Azul, o Light It Up Blue, como Autism Speaks originalmente la creó. Es como esa gente que se define anarcocapitalista, ¿cómo puñetas quieres crear una sociedad en la que nos podemos autogobernar sin la necesidad de un Estado, mientras aún quieres estar anclade en el marco capitalista? Así suena la cosa.

Esto, amigues lectores, tiene un nombre: neurodiversidad performativa, o neurodiversidad lite. Básicamente, lo que ha hecho Autismo España ha sido coger un par de elementos, como mostrarnos un grupo moderadamente diverso de personas autistas, hacer una versión aguada y bicolor del infinito arcoíris para acompañar y, en la misma página web, abusar del uso del color azul y publicitar Ilumina de Azul. ¡Todo a la vez! Llamadlo incoherencia, disonancia cognitiva o neurodiversidad performativa, pero todo esto responde al obvio objetivo último: dinero.

Captura de pantalla de diamundialautismo.com, donde podemos ver tanto la campaña Llamémoslo por su nombre, así como Ilumina de Azul, y el uso principal de los colores blanco y azul.

Es necesario entender que Autismo España es una confederación de diversas asociaciones del estado español, y que al fin y al cabo, estas se financian a través de donaciones. Ahora, y quiero dejar claro que hablo con desconocimiento del funcionamiento interno de estas asociaciones, ¿qué porcentaje del dinero obtenido se utiliza en apoyo directo a la comunidad autista? Porque como sea el mismo porcentaje irrisorio de Autism Speaks, ¿cuál es el punto?

Y aquí no acaba la cosa. Hay una cosa que llevo muchísimo tiempo preguntándome de forma retórica. Esencialmente porque todes sabemos la respuesta. ¿En qué nos beneficia a la comunidad autista que haya un puñado de edificios que decidan usar luces azules un día al año, el cual ha sido elegido arbitrariamente? Porque esas lucecitas no nos van a dar los apoyos y las ayudas que necesitamos para tener cierta calidad de vida. Ilumina de Azul no es nada sino más performativismo.

Y es aquí donde debo volver a mi punto inicial: que sí, que concienciar está muy bien, pero ya hemos progresado más allá de este punto. Hay que proseguir con aceptación. No obstante, muchas personas no quieren hacer la labor emocional que supone darse cuenta de que todes, en mayor o menor medida, tenemos una cantidad considerable de capacitismo interiorizado.

Debido a esto, desde el asociacionismo, en lugar de proseguir por el camino lógico humanista, aceptación; deciden proseguir por el camino lógico capitalista, neurodiversidad performativa. Si la sociedad aceptara a las personas autistas, estas asociaciones corren un riesgo enorme de volverse obsoletas, y eso significa perder varios sueldos. Algunos posiblemente muy abultados. Y claro, desde su perspectiva, ¿queremos que eso ocurra?

Y eso que hay algo que he tardado un poco en caer porque, bueno, racismo interiorizado. ¿Dónde hay representación racializada en esta campaña? ¿Dónde, que yo la vea? ¡Nada, otro melón que abrir!

Algunes intentarán defender a Autismo España diciendo que somos nosotres, les autistas de “ahí afuera”, quienes debemos unirnos bajo su hashtag y su infinito bicolor para mostrarle a la sociedad que hay mucha más diversidad fuera del vídeo principal. Y no, nadie tiene por qué.

En mi opinión personal, no le debo labor a esta confederación de asociaciones. Cuando hablo o escribo de autismo, lo hago como individuo. De ahí que escriba en este blog, o tuitee en mi cuenta personal de Twitter: porque soy consciente de que mi punto de vista ha sido moldeado por mis experiencias individuales, y eso garantiza que haya personas que no estén de acuerdo conmigo. Solo porque compartamos neurotipo no quiere decir que tengamos que estar de acuerdo en todo, ¿y sabéis qué? ¡Eso es bueno! No somos una mente colmena. Y personalmente, no quiero que esta comunidad se vuelva así.

Por eso no me veréis en mis redes sociales posando con un infinito bicolor. No puedo apoyar una iniciativa que, en el fondo, persigue unos objetivos con los que no estoy de acuerdo. Porque sí, en la superficie la iniciativa está bien, pero una vez empiezas a rascar, la campaña se queda vacía. O se llena de incoherencias, como os guste más verlo.

En cuanto a mí, sé que el día 2 hablaré por mi cuenta, en Twitter, por medio de tuits y un espacio en el que hablaré casi de lo que surja. Creo que permitirme el ser yo misme, desde mis propias condiciones, puede ayudar más que usar el paraguas de grupos que probablemente no compartan mis intereses. Pero claro, allá yo con mis movidas. Y allá Autismo España con las suyas.

domingo, 19 de marzo de 2023

Suspendidas en empatía

***ALERTA DE CONTENIDO***

Este es un texto que trata sobre LGBT+fobia, más concretamente transfobia y enbifobia, y capacitismo en forma de misautismia. Si no estás mentalmente preparade para leer esto, por favor, deja la página. Cuídate.

Una foto de stock mostrando el torso de una enfermera.
Bueno, pues vuelvo a tener movidas de salud. Esta vez era algo más predecible. En fin, podría ser peor, creo.

El caso es que tengo varias historias de terror, de personas cercanas y mías propias, que me hacen cuestionar la humanidad de quiénes trabajan en los sistemas de salud. Estas historias, para sorpresa de nadie, suelen estar relacionadas con dos cosas: neurodiversidad e identidad de género.

Bueno, amigues, os traigo una historia fresquita con elementos de ambas cosas. ¿Por qué? Pues mira, porque puedo, y porque me tocó mucho las narices.

Pero eso, salud meh. Voy a ser brutalmente sincere: era una semana de mierda. Tan de mierda que mi jefe me dijo que me tomara el resto de la semana libre. Así de fea estaba ya la cosa.

Dos enfermeras pensaron que era una buena idea hablar de mis partes privadas. Porque claro, parece ser que nadie entendió lo que estaba pasando cuando tuve que cambiar mi nombre en el médico y en mi carné provisional de conducir tengo como título Mx, porque yo soy une señore. Y claro, si hay algo que llevo peor que me traten con un nombre diferente o con los pronombres erróneos es… Que me malgenericen en base a mi aspecto. Así que me tuve que defender.

Quizá esta es de una de esas veces en las que, en lugar de defenderme, tendría que haberme callado y proceder a imaginarme a las susodichas convertidas en kebabs, a lo Vlad el Empalador. Porque el enbisplaining les quedó cojonudísimo.

Me dijeron en mi cara bonita que eso de ser no binaries era una cosa muy nueva para ellas (xd), que yo ya era una persona no binaria completamente transicionada (xdxd), y que como yo había elegido no ser un hombre o una mujer, pues ya está, que como médicamente solo se puede ser hombre o mujer, no hay más que hacer. Y ya está, ¿no? Pues mira, menos mal que después de escuchar estas santas gilipolleces me dije que lo mejor era callarme, porque si dos personas de más o menos de mi edad salen con estas tonterías, es que sencillamente no se puede razonar.

Es como cada vez que Sam Smith respira, siempre tiene que haber algune liste intentando burlarse y hacer el chiste fácil. Y todo porque Sam ha salido del armario como persona no binaria y está explorando cómo expresar su género. Pues como eso está muy feo en Isla T3RF, pues bueno, siempre tiene que haber alguien gritando “¡Pero la gente de hoy en día se quiere ofender por todo!”. Real que he escuchado esto en la cola de la farmacia. Pero esta es una historia que mejora muchísimo desde el punto de vista de mi novia.

Podría escribir un poco más sobre cómo a la sociedad inglesa, en general, le están programando la cabeza para convertirles en esclaves de la extrema derecha. Y aunque es algo interesante de lo que podría escribir… La verdad es que hoy no toca. Porque amigues: esto sigue para bingo.

No contentas con explicarme cómo ser no binarie desde su perspectiva como mujeres cis, cuando llegó la parte de hablar sobre mi salud mental… ¡Cielo santo, algún día voy a tener que aprender a callarme! Lo digo porque, al parecer, admitir que vivo cansade porque mi autismo hace que me canse más rápido, sobre todo cuando tengo que socializar, es una gilipollez como una casa (xddddd).

¡Que no, amigues! Que lo de cansarme después de socializar no es verdad, que eso de autoaislarme como mecanismo para conservar mis cucharas es de lo peorcito que me puedo hacer, y que tengo que aprender a ser más neurotípique, yaaaaaaay. ¡Viva el neurofascismo!

Lo gracioso es que estas enfermeras, sin ser realmente conscientes de la ironía, me estaban dando los argumentos perfectos para ser une ermitañe social. Mirad, les autistas tenemos menos cucharas. Es más: el hecho de estar vives ya es algo bastante agotador para nosotres. La sociedad espera que enmascaremos nuestros rasgos autistas para poder formar parte de ella, pero a la misma sociedad se la sopla que esos actos de enmascaramiento tengan un precio muy alto para nuestra salud mental.

El caso: pues soy como Calamardo, el cual vive teniendo que soportar las tonterías marinas de Bob Esponja y Patricio. Sin embargo, la gente en sociedad no se acerca ni un poquito a los habitantes de Fondo de Bikini, lo que hace que socializar me agote muchísimo, especialmente si son gente “meh”, por así decirlo. ¡Soy más feliz siendo une ermitañe social!

Así que sí… La cita médica fue prácticamente innecesaria porque, aparte de violentarme por ser yo misme, apenas trataron lo que se supone que tenían que tratar. Me fui peor de lo que entré, mentalmente hablando. ¡Si hasta Reddit me ha dado más información que esas dos!

Este es el tipo de incidentes que me hacen preguntarme muy seriamente quién educa a les profesionales de la salud. Violencia obstetricia, misoginia sistemática, capacitismo, transfobia… De verdad que es algo que me da pena, porque sé que generalizar en estos casos es terrible. Y también sé que para dedicarse a esto hay que tener mucha vocación y dirigir toda tu vida a este fin, lo cual hace casos como el mío más tristes.

Mi doctora, por ejemplo, me podría haber mandado bien lejos cuando le dije que me quería hacer las pruebas del TDAH y leyó en mi historial que soy autista. ¡Pero no! En realidad, eso le hizo pensar que lo más probable es que fuera doblemente autista y TDAHista (o el término en español que más os guste). No obstante, también me he encontrado especialistas dándome información claramente errónea, como cuando un proctólogo pensó que usar ibuprofeno era buena idea para calmar el dolor de mi diverticulitis. Mal consejo, por cierto, porque hay estudios que indican que el ibuprofeno empeora el estado del colon, algo que quieres evitar a toda costa cuando tienes diverticulitis.

O gente sin empatía. Como mi cuñado, que resulta que es fisioterapeuta. Sí, el mismo cuñado que sacó a su propia hermana del armario trans. Así anda el patio.

¿En cuanto a estas enfermeras? Bueno, pues las dos suspendidas en empatía. Ojalá no tenga que aguantarles la bobería otra vez pero… En tres meses me toca verlas otra vez. Pero esta vez Lia se viene conmigo.

domingo, 15 de enero de 2023

... hace casi siete años

A decir verdad, me podría haber dado dos semanas más de tiempo para sentarme a escribir esto. Pero lo cierto es que, ya que estoy, pues me voy a poner. Eso y que debo reconocer que ahora mismo no es que esté fluyendo en ideas. ¿Quién puede pensar un domingo por la noche? Yo no.

Hace casi siete años publiqué una pequeña presentación en este blog, explicando qué me ha llevado a escribir. Pero releyéndome, me he dado cuenta de que he omitido algo importante de lo que ya no me importa hablar: el gilipollas de mi exnovio. Sí, el mismo individuo que decidió que era una idea genial echarme de su piso, a sabiendas de que no tenía a nadie que me pudiera ayudar ni medios para sobrevivir por mi cuenta. Y todo porque yo estaba pasándolo fatal debido al estrés postraumático que nunca se me diagnosticó. Eso sumado a su capacitismo hizo las cosas muy difíciles para mí.

Lo que me hizo detonar fue el día que perdí mi móvil e intenté pedirle ayuda. El muy capullo me acusó de “acosarle”. Pues eso me sentó fatal, porque aquel enero yo ya prácticamente me había buscado la vida. Sin su ayuda. Y estaba aceptando que no solo yo era más feliz fuera de esa relación: ¿y por qué mierdas me tenía yo que complicar con un alista que no se esforzaba en comprenderme? Y ahí fue cuando dije: “A tomar por culo, voy a hacerlo”.

Dejadme que lo escriba así.

Uno de los primeros blogs escritos en español sobre autismo desde el paradigma de la neurodiversidad existe porque… Un alista le tocó muchísimo las partes nobles a une autista con muy mal genio cuando se enfada.

Ojo, eso no significa que el resto de mis motivaciones no sean sinceras. Me alegro muchísimo de las cosas que he conseguido en este tiempo, aunque no sean perceptibles a simple vista. Pero cada persona que se ha dado cuenta que es autista o ha comprendido mejor a alguien que lo es ha sido y es muy importante para mí. El mundo no necesita grandes actos para cambiar, y el hecho de que sigo aquí creo que es la prueba de ello.

Cierto es que que cuando creé este blog quería trabajar en equipo y, con suerte, crear una especie de ONG o algo para ayudarnos entre autistas. No obstante, considerando mi nula capacidad social, mis pasados problemas de salud y el hecho de que siento que no podría liderar algo así, me alegro de haber aceptado que está bien escribir cuando puedo y cuando quiero. No tengo por qué aceptar la etiqueta “activista”. De hecho, siento que no es para mí. A día de hoy, siento que mi papel es darle cuerpo a esos pensamientos que otres quizá compartan, pero que no son lo suficientemente valientes para sacar ahí afuera.

De acuerdo que no ha ocurrido un cambio social muy grande. De hecho, puedo decir que en ciertas cosas hemos retrocedido (puede que sea mi percepción estando en Reino Unido, cuidado). Sin embargo, quiero decir que me llena de orgullo ver que cada vez hay más blogs, canales y todo tipo de redes sociales que hablan de autismo como algo que se es, sin juzgarlo como algo bueno o malo. De hecho, creo que el ser autista es una dualidad, porque hay cosas que son buenas, pero también otras características que todes odiamos porque nos joden la vida.

También me he dado cuenta de que, al menos en el estado español, están surgiendo asambleas en diferentes ciudades. Ya que los de arriba solo piensan en el autismo para insultar y ganar votos, ¿por qué no juntarnos y ayudarnos de forma horizontal?

Y sí, es cierto que hubo un punto en el que la comunidad autista era un poco meh en lo que a drama y cantamañanas varies se refiere, pero dejad que os dé un consejo: bloquear está bien. A menos que sea en Discord. ¿En qué estaban pensando?

Una gata negra reposa cómodamente en un sofá gris. Mira de reojo a cámara. Es Remilia, la gata de Sariel y Lia
Quiero ver el cambio que ha pasado estos siete años de la misma forma que los cambios que han pasado en mi vida. Entonces yo por no tener no tenía ni un sitio donde vivir, y ahora tengo un piso (alquilado, pero bueno), una novia que me quiere y me acepta y hasta una gata monísima y un poco consentida, ya que estamos. ¿Ha sido fácil llegar a este punto en mi vida? No, claro que no. Si hasta casi me muero literalmente en el intento. Pues algo así ha pasado en el mundo autista. Hemos tenido cosas buenas, algunas cosas malas e incluso personas que solo saben crear problemas y toxicidad, pero generalizando mucho, las cosas están mejor que hace siete años.

¿Que podrían ser mucho mejor? Por supuesto, pero de la misma forma que no espero volverme rique, o incluso moderadamente pudiente, tampoco espero un cambio brutal de paradigma en la sociedad. Porque claro, mientras ciertas organizaciones sigan viendo y vendiendo el autismo como una tragedia que afecta exclusivamente a niñOs para ir sacándole los cuartos a les demás con donaciones que no nos llegan a las personas autistas, sin dejarnos hablar a les adultes porque saben que no tienen razón, habrá un límite en lo que podamos hacer.

Y por eso es importante que haya personas sin ningún tipo de pudor o vergüenza y digan las cosas tal y como son. O, al menos, gente a la que no le importe decir verdades como puños. Quiero creer que pertenezco a este grupo. Quiero creer que soy ese sinvergüenza no binarie que no se calla ni aunque le amenacen con denunciarle. Soñar es gratis, y quiero creer que aún tengo bastante tiempo para ello. Ojalá mucho más que otros siete años.

Es más, hace dos años del día que tuve la operación que salvó mi vida. Vivo convencide de que el dios Cernunnos me estuvo protegiendo de lo que parecía una muerte lenta y casi segura sin esa operación. ¿Quién sabe?

miércoles, 28 de diciembre de 2022

La muerte de un interés especial

Si alguna vez alguien te dice que eres tú quien elige tus intereses especiales, por favor dile de mi parte que eso es una mentira cochina. Porque si de verdad pudiera controlar qué me gusta y qué me deja de gustar, yo no estaría escribiendo este texto.

Pero sí… Digamos que estoy de luto por dos intereses especiales, y creo que solo un puñado de gente puede llegar a entender cómo me siento. Pero afortunadamente, esto es mi blog, así que puedo explayarme con la seguridad de que el peor escenario posible es que tenga que borrar algún que otro comentario fuera de tono.

Antes de empezar, dejad que os cuente algo que a mi novia y a mí nos asusta mucho: el día que Bob Esponja oficialmente termine. No por mí, por ella. El día que Stephen Hillenburg murió fue bastante duro para ella, hasta el punto de que su buzón de entrada en Tumblr se llenó de mensajes de gente preocupada por su bienestar porque saben lo importante que es Bob Esponja para mi chica. Así que claro, el día que ya no haya más Bob Esponja… Bueno, solo espero que no sea el mismo día que confirmen que no habrá más Pokémon, o la tenemos.

Así que sí, lo “bueno” de mi situación actual es que ninguno de esos intereses especiales es Pokémon, así que no es algo que vaya a peligrar mi bienestar como persona autista. No obstante, debido a la naturaleza de la muerte de estos dos intereses especiales, no puedo evitar mirar ciertas cosas con más cinismo del normal. Que sí, que sé que últimamente estoy a lo “mirad, sé que es cínico, ¿vale?”. Pero os prometo que después de leer todo esto me vais a entender mejor.

Voy a empezar hablando del que me es más fácil de compartir: Cats vs Pickles. He intentado ver si estos pequeños peluches se venden en España, y por lo menos Juguettos no los tiene en su página web, así que asumiré por ignorancia que no están en venta. Bueno, dejad que os diga que es mejor así, vais a ahorraros muchísima frustración.

La idea de estos peluches es que están inspirados en una premisa simple, pero absurda: los gatos tienen miedo de los pepinos. Hay suficientes vídeos en Youtube para comprobar que este hecho es cierto, así que no asustéis a vuestres gatetes.

¿Problemas? Que estos peluches son vendidos como “peluches coleccionables” o algo así. Como los Beanie Babies de los 90… Incluido el hecho de que realmente no tienen tanto valor como alguna gente se piensa. Aparte, el modelo principal de peluche suele ser vendido en… ¡BOLSAS SORPRESA! Y sí, odio las bolsas sorpresa.

Es un peluche en blanco y negro que recuerda a la vez a Edgar Allan Poe y a un gato. Edgar tiene un cuervo en su pata derecha.
Y la cosa que más me ha enfadado de esto. Mirad, antes de julio, podía gastarme unas 100 libras al mes, más o menos, en diferentes peluches y demás, lo cual realmente no es mucho. No obstante, el hecho de que están sufriendo de lo que voy a llamar el síndrome de Bob Esponja (el afán de ordeñar la vaca con spin-offs sin sentido y que realmente no aportan nada, desviando atención y recursos del contenido original) y que ahora su mentalidad de “Todo para Estados Unidos” hace que más de la mitad de las cosas no salgan de ahí, ni siquiera hacia Canadá. Como, por ejemplo, un peluche inspirado en Edgar Allan Poe. ¿Lo queréis? Bueno, pues si no compráis determinadas bolsas sorpresa en Estados Unidos, ¡nunca más! Y así, muchos más modelos que no salen.

Afirmo sin exagerar que no me he gastado ni un duro en Cats vs Pickles desde septiembre. Y quién sabe si lo volveré a hacer, sabiendo que muchísimos modelos no van a salir de Estados Unidos e importarlos no solo es caro: dependiendo de dónde lo compres el paquete en cuestión puede acabar en manos de ciertas compañías mensajeras con menos escrúpulos que un juez de derechas.

Resumiendo: esto me va a hacer odiar aún más la idea de “objetos coleccionables” y bolsas sorpresa. Ah, y los malditos especuladores hinchando precios a ver si cuela. Pero eso ya lo odiaba de antes, así que no sé si cuenta.

El otro interés especial… Bueno, es más colectivo, creo, y la verdad es que en este caso podríamos hablar de… ¿Asesinato? Es un poco increíble si esto se lee sin contexto alguno, pero bueno, voy a intentar explicarme.

Creo que no es la primera vez que escribo sobre Shining Live en este blog. Pero tampoco la tercera. Tampoco creo que la haya. Más que nada porque la compañía detrás del juego ha decidido cerrar los servidores de la versión global del juego justo después de navidad. ¡Qué guay!

Así, amiwis, es como aquí le menda se ha quedado sin contenido que pueda entender de dos de los personajes de ficción que me dan cierto sentido de confort: Reiji Kotobuki y Camus.

Son dos hombres vestidos con un traje de luces. Uno tiene el pelo y los ojos castaños y su traje de luces es verde. Su nombre es Reiji. El otro hombre es rubio, ojos azules y su traje de luces es azul celeste. Este hombre es Camus.

Tener un juego en inglés, aunque muy limitado, estaba bien. No obstante, ahora que Klab ha decidido cerrar el servidor global después de unos casi cinco años en favor de lanzar un juego de Boku no Hero Academia es bastante cuestionable. Porque oye, quizá hace cinco años sacar un juego para móviles de ese anime era UNA SEÑORA IDEA, de esas que puedes decir que imprimen dinero. Pero a unos días de 2023, cuando en mi honesta opinión tiene más sentido sacar un juego de SpyXFamily, me hace pensar que si de verdad Klab está perdiendo dinero a espuertas, es obvio el por qué.

Ojo, nadie me impide ir a eBay ahora mismo, comprar merchandising de cualquiera de mis señoros y admirarlo en toda su gloria. Y claro, puedo seguir escuchando las canciones que vayan sacando… Pero sin saber japonés, sé que no va a ser lo mismo, y más sabiendo que la mentalidad detrás de muchos de estos productos es… ¡Todo para Japón! Es triste, lo sé. No más triste que perder todas las cartas digitales coleccionadas con esfuerzo durante estos cinco años. Que sí, que son jpegs, pero tienen valor sentimental. Y no soy la única persona que se ha quejado de esto.

No quiero preocuparos mucho porque sinceramente lo estoy llevando bien. No obstante, sé que si hubiera sido algún otro de mis intereses especiales, o hubiera pasado en otro momento de mi vida, estaría mucho menos estable. Pero nunca olvidéis que para nosotres, les autistas, nuestros intereses especiales son nuestro refugio. Y bueno, este año me ha quitado dos de un plumazo. ¿Lo peor de todo? Como siempre, poderoso caballero es Don Dinero.

martes, 6 de diciembre de 2022

Un Salvados para olvidar

***ALERTA DE CONTENIDO***

Este es un texto que trata sobre capacitismo. Si no estás mentalmente preparade para leer esto, por favor, deja la página. Cuídate.

Una imagen de un chico nadando bajo el agua con el hashtag #SalvadosAutismo

Para quiénes no lo sepáis, que espero que por vuestro bienestar seáis muches, el domingo 4 el programa Salvados, en La Sexta, estuvo hablando sobre autismo. Y bueno, supongo que la audiencia habitual pensará: “Hala, qué guay, por fin algo diferente de este tema”. Pero la realidad es que no, para quiénes no lo hayáis visto, dejad que os diga algo: no os perdéis nada. Porque, si pudiera resumir todo lo que quiero plasmar con este escrito en una frase, creo que lo dejaría en: “Es más de lo mismo”.

¿Recomiendo verlo? No. Es más, aún me cuesta entender cómo he podido ver el programa entero sin llorar o sentirme muy furiose. Así que si estáis pensando en verlo más tarde, mi consejo es que pongáis vuestra salud mental primero. Aparte, siento que he malgastado una hora de mi vida que no va a volver. Haced lo que consideréis oportuno.

Sinceramente, no esperaba un buen programa. ¿Cómo puedo hacerlo si redacción definió el autismo como una enfermedad? ¿Y usar frases como “es feliz porque no sabe que tiene autismo”? Sin embargo, de alguna manera, consiguieron que mis nulas expectativas fueran defraudadas.

De no ser porque quería escribir haciéndole justicia al programa, habría dejado de verlo a los diez minutos. Porque, para empezar, ni siquiera se han molestado en definir qué es el autismo. Imaginemos que alguien enciende la tele, y se encuentra el programa. Por cosas de la vida, ese alguien no sabe nada de autismo. ¿No sería buena idea explicarlo? Supongo que a alguien se le ha pasado por alto este detalle.

El programa se ha centrado en las madres de dos chicos autistas: Teo y Mario. El primer contacto con las madres, en 2019. El segundo, tres años más tarde, hace no mucho. Una de esas madres es la presidenta de una asociación de autismo. Y ya está. Lo cual es muy decepcionante porque Salvados tiene material rodado en 2019 que contaba con una mujer autista, @AidaTrazos, que habla de su experiencia recibiendo un diagnóstico tardío. Ese contenido no ha sido emitido en televisión, pero publicado en la cuenta de Twitter de Salvados.

Considero que centrar la narrativa en madres de personas autistas es un error. No falla, siempre que se habla de autismo se le da voz a las madres. Nunca son padres. Y no solo eso, el tono siempre es trágico y fatídico. Como si ser autista fuera una muerte en vida. Pero claro, nadie le da voz a les autistas. Es como si nuestras opiniones y sentimientos fueran irrelevantes. No somos nadie.

Ojo, sé que la paternidad no es fácil. Por eso yo no quiero tener hijos. Es muy probable que une hije míe sea autista. Y sé que la sociedad es una mierda. No podría soportarlo. Pero esta actitud respecto al autismo me tiene harte. Salvados ha sido más de lo mismo. ¿Por qué esas señoras sí han estado en prime time y no Aída? Claramente porque el autismo no vende, pero las tragedias ajenas sí.

Ambas madres insisten en que sus hijos necesitan terapia, y aunque no se ha mencionado en el programa, las imágenes emitidas dejan muy claro que es terapia ABA, si es que se le puede llamar así. Dejad que os diga una cosa: hay estudios que afirman que aquelles autistas que han sido expuestos a terapias ABA tienen casi el doble de posibilidades de desarrollar trastorno por estrés postraumático (TEPT) que aquelles que no han sido expuestes. Es más, el mismo estudio afirma que el 46% de les autistas desarrolla síntomas compatibles con este trastorno. Como alguien que tiene TEPT y sabe lo mal que se pasa, no querría esto para nadie.

Quiero pensar que las madres del programa lo hacen por desconocimiento. Sin embargo, el deseo de tener une hije neurotípique, el cual nunca ha existido, y la presión social por ser “normal”, hacen que este tipo de terapias tengan su clientela fija. Y quiero dejar una cosa clara: toda terapia que se base en hacer a alguien menos autista es una terapia de conversión. Y si la sociedad parece estar de acuerdo en que las terapias de conversión gay son malas, ¿por qué no opinan igual con las terapias de conversión autista?

En línea con mostrar una versión terrorífica, e incluso fatalista, de lo que significa tener une hije autista, el programa estuvo salpicado de pequeños montajes con música lacrimógena y una coloración ligeramente sepia. Montajes que, en mi humilde opinión, no contaban nada, y que podrían haber sido sustituidos fácilmente por otra clase de contenido, como explicar debidamente qué es el autismo.

También han incluido montajes sobre la vida diaria de ambos chicos. Y, considerando que pueden ser diferentes detrás de las cámaras… Quiero decir algo específico de la madre de Teo. Ese chico fue mostrado de tal manera que cualquiera podría juzgar que no puede ni hacerse un bocadillo solo. No porque no sepa cómo, si no porque el nivel de supervisión es demasiado alto.

Me explico. Creo que todes podemos estar de acuerdo que las personas autistas aprendemos de forma diferente a la gente neurotípica. En mi caso personal, aprendo más fácil cuando puedo ver a alguien haciendo esa tarea específica. Así fue como me reapropié la receta de las galletas de cabello de ángel de mi madre. Y una pena que no haya tenido ocasión de hacer lo mismo con la tarta fría de zanahoria. Hermana, si lees esto, ayúdame a hacer lo propio, porfa.

El caso: creo que la escena del bocadillo era contenido rodado en 2019. Por entonces, Teo tenía 14 años. Si la memoria no me falla, el pan era un trozo de barra, por lo que podemos concluir que, al menos para cortar ese trozo se ha necesitado un cuchillo. Pues bien, si Teo ni siquiera podía poner el relleno a su manera porque “le iba a dar dolor de estómago”, el cual es un paso sencillo, ¿qué pasa con cortar el pan?

A donde pretendo ir: no espero que nadie de esa edad me venga con algo como un bizcocho, ya que eso implica unos pasos que son complicados hasta para gente neurotípica de esa edad. Sin embargo, sí podría esperar cosas sencillas, como el mentado bocadillo. Lo que yo me pregunto es si Teo hace todos los pasos bajo supervisión o, directamente, no puede. Y ambos escenarios traen un problema.

Casi al final del programa, la madre de Teo dice que está preparando unos trámites legales para que su chico no se convierta legalmente en un adulto cuando cumpla los dieciocho años. Dice que le preocupa el qué le va a pasar cuando ella no esté. Dejad que os diga algo: que tales afirmaciones hayan sido emitidas en abierto, en prime time, es terrorífico. Es como si no hubiéramos aprendido nada del caso de Britney Spears.

El problema es que siento que las personas autistas, incluso las más “funcionales”, aprendemos más despacio las habilidades que necesitamos para poder vivir como adultes independientes. Sin embargo, alguien bienintencionado pero quizá no muy avispado pensó que si aprendíamos esas habilidades más despacio, al final progresaríamos más rápido, ¿no?

Creo que ni siquiera tengo que decir que eso último es un santo disparate. Y así, en algo tan inocente como hacerse un bocata podemos ver algo que nos ha pasado a muches autistas, y es que nuestra familia, debido a todo el miedo y la patologización en torno a nuestra identidad, nos han sobreprotegido. Esto es más insultantemente obvio cuando hay hermanes en la familia, ya que tarde o temprano notamos una diferencia respeto a nuestres hermanes neurotípiques. Esa diferencia se vuelve abismal cuando la persona autista es una chica y el neurotípico es un chico, o esa percepción de género. Lo digo por experiencia personal mía, navegando los primeros años de mi vida con un cosplay de chica muy mal hecho.

Así que si, por alguna casualidad de la vida, alguna familia que le está haciendo esto a su retoño autista me lee, tengo un mensaje claro y directo: nosotres también necesitamos tener nuestro espacio personal. Necesitamos ser capaces de equivocarnos. Si vosotres, nuestros adres, no creéis en nuestro potencial, nadie lo hará. Por favor, presumid competencia. Si mi madre no hubiera sido una pasota narcisista conmigo, yo podría haber sido Teo. Ahora mismo podría estar amargade en ese pequeño pueblo en medio de la nada, haciendo absolutamente nada con mi vida. Pero porque tuve el espacio que necesitaba para aprender, cagarla y tomar mis propias decisiones, la vida me va bien. Todes merecemos esta oportunidad. Absolutamente todes.

Hay un detalle que me ha sentado un poco mal de este Salvados. Veréis, en uno de esos montajes sin diálogo podemos ver incluso a uno de los dos chicos tomando un baño cuando eran bebés. No quiero explayarme mucho en este detalle, pero por favor, sólo diré que hay gente rara ahí afuera, ¿vale? La cuestión es que la audiencia ha podido ver algo muy personal, y hasta íntimo, de uno de los dos chicos. Sin embargo, ni Teo ni Mario han tenido la oportunidad de intervenir directamente. Cierto es que no espero una gran elocuencia de dos chicos de 17 años. Lo que yo me pregunto es: ¿era tan complicado darles un minuto? Un “¿Cómo estás?” hubiera sido genial.

No obstante, ha habido algo que es digno de mencionar porque es verdad, y merece ser gritado más alto: hay tantos autismos como personas, especialmente si no eres un chico, que esta condición se infradiagnostica y además que las instituciones abandonan a su suerte a quienes estamos afectades. Muchas gracias a la madre de Mario por señalar esto, porque es la pura verdad. Cierto es que yo no puedo ofrecer mucho contexto o información respecto al Plan Nacional que se está preparando en España, por eso de que no piso el país desde 2015 y no tengo intenciones de hacerlo. Pero si la situación es parecida a la que tenemos en Reino Unido, no me sorprende ese nivel de indignación.

Después de escribir todo esto, aparte de sentir que me dejo muchísimas cosas en el tintero, entiendo la rabia que he visto en Twitter. Que sí, que Twitter no tiene que ser el reflejo de la realidad, y mucho menos ahora que cierto señor es el dueño. Pero considerando que esta red social es el punto de encuentro principal de muches autistas adultes, no me sorprende.

En cuanto a las madres azules… Miren, señoras, que les puede haber gustado el programa. Pero es como cuando digo que a mí me ha gustado el nuevo Pokémon. Me lo he pasado bien y no me arrepiento de jugarlo. Eso sí, soy muy consciente de que también es un juego con muchos problemas, especialmente a nivel gráfico. Pues este documental es igual. Solo porque habla una vez más de lo sacrificado que es ser mami azul no quiere decir que sea bueno, porque no lo ha sido.

Creo que hace tres años Salvados tenía la idea correcta, pero con el paso del tiempo esa idea ha envejecido peor que un brick de leche. El clip de Aída es la prueba. Una parte de mí quiere saber qué ha pasado para que haya sucedido ese volantazo, pero otra cree que la ignorancia a veces trae felicidad, y ésta es una de esas ocasiones. Al final, un regustillo cínico me estaba diciendo mientras lo veía que no hay nada como usar los problemas de otra gente para avivar porquería política, y que siempre hay una línea editorial detrás. Así por decirlo suavemente. Ojalá me esté equivocando con este último punto.

¿Pero el resto? Sigo pensando que Teo y Mario siguen ahí afuera, viviendo sus vidas autistas, y después de este programa espero y deseo que encuentren nuestra comunidad. Y no solo ellos. Saberme autista y que no había nada de malo en serlo me ha ayudado a llegar donde estoy hoy. Quiero que todes tengan esa misma oportunidad.

domingo, 30 de octubre de 2022

Mi historia de acoso laboral

Es complicado enfrentarse a la página en blanco cuando lo que quieres escribir no es precisamente amable. No obstante, pienso que cuanta más gente hable de estas experiencias, más fácil será para aquelles que opten por soluciones más drásticas, como acudir a la vía legal, por ejemplo.

Es una verdad muy incómoda, pero no por ello menos cierta: les autistas somos más propenses a sufrir acoso laboral. Aunque las estadísticas son muy variables dependiendo de la fuente, se estima que entre un 17% y un 33% de les autistas adultes han sufrido alguna vez acoso laboral. Si la tasa de desempleo entre la población autista ya es my preocupante, si le añadimos el hecho de que tienes al menos una entre seis probabilidades de que no te traten bien en el trabajo, ¿para qué esforzarse?

Sé que algunes de les que estáis leyendo este artículo estáis pensando que no nos queda otra que apechugar, por eso del capitalismo y el hecho de que estamos prácticamente forzades a trabajar. Lo sé, y estoy de acuerdo. Lo ideal sería mandar el capitalismo bien lejos, pero como no creo que eso vaya a pasar a corto plazo, lo mejor es hacer la tortura más soportable, ¿verdad?

Por eso quiero escribir sobre mi experiencia personal. No sólo porque me va a ayudar a sentir mejor, a racionalizar que lo que ha pasado no es culpa mía. Esto también puede ayudar a quiénes leáis esto. Porque el bullying no siempre es tan obvio como lo pintan. Además, el hecho de que he esperado suficiente tiempo desde que los hechos sucedieron hasta ahora, cuando ya no tengo vinculación alguna con la franquicia y la marca, me permiten escribir libremente sin temor a consecuencias legales.

De todas formas, por razones espero que obvias, no pondré nombres reales. Aunque en estos casos soy partidarie del name&shame, no creo que aporte mucho a la conversación saber quién es fulanito o en qué restaurante ha pasado lo que voy a contar. A menos claro, que alguien que resulte vivir cerca de mí necesite esa información. En ese caso, no me importa responder a dudas en privado.

Y, antes de empezar, un consejo basado en mi propia experiencia, y aderezado con algo de experiencia personal de mi novia. ¿Eres autista? ¡Ni se te ocurra trabajar en comida rapida! ¡No, no, jamás de los jamases! ¿Me oyes? Espero que sí.

Por fin, entremos en la historia…

Eran principios de 2017, y era el final de una época de mierda. Lo poco que quiero contar públicamente es que, por querer ayudar a una señora que era medio-amiga (!!!) de una vieja amistad, me vi metide en un lío de tres pares de cojones. Y creedme: el hecho de que use tal vulgaridad en formato escrito está más que justificado. Necesitaba un trabajo, para ayer. El no encontrar trabajo significaba volver a la casilla uno, que era estar atascade en Blackpool. Una situación bastante mala, la verdad.

Y encontré un trabajo, por lo que pude quedarme en Manchester por mi propio mérito. Obviamente, no de la mejor manera posible, pero eh, mejor que en Blackpool. 2017 no fue tan mal año, a decir verdad, pero las cosas iban a cambiar para el año siguiente.

Ciertas malas decisiones empresariales llevaron a la franquicia que operaba el restaurante donde trabajaba a volverse la versión de AliExpress del Señor Cangrejo. Y debido a la tacañería mostrada, algunes de mis mejores compañeres encontraron mejores trabajos. Incluyendo el que fue mi gerente hasta entonces. Debido a eso, el que fue por entonces su ayudante fue ascendido a gerente. Pues ese fue el detonante.

¿Habéis oído la típica historia del encargado que está más o menos bien y se vuelve un capullo una vez le ascienden? Pues es exactamente lo que había pasado en este caso. El dichoso Ahmed dio un giro de 180 grados.

El primer detalle llamativo es que, antes de que Ahmed fuera gerente, nuestro equipo era bastante diverso, con chiques de diferentes países y edades. Pero una vez fue ascendido, casi sin darnos cuenta, quitándonos a quiénes habíamos sido contratades con anterioridad, nuestro equipo se volvió predominantemente un club de chiques de instituto provenientes de Oriente Medio y Asia. Y para añadir más sal a la herida, fueron estes chiques quienes se llevaban el trato de favor.

Lo diré claramente: Ahmed estaba beneficiando a aquelles que compartían origen y religión con él. Yo, le autista, no binarie, y por entonces agnóstique era quien estaba más en el punto de mira. Y para hacer las cosas aún peores para mí, mis problemas de salud estaban empezando a salir en forma de excesivos viajes al baño.

Como dato curioso, la única persona no asiática contratada por Ahmed fue un chico polaco, que también estaba en sus años de instituto. Para quiénes no viváis en Reino Unido, hay una razón de peso por la que nuestra plantilla estaba siendo rejuvenecida a la fuerza: el salario mínimo para menores de 18 años apenas pasaba de las cuatro libras por hora en 2018. En cambio para mí, al ser mayor de 25 años, estaba cobrando casi el doble. Por hacer exactamente el mismo trabajo. Injustísimo, como poco.

Antes de que el 2019 llegara, recuerdo que nuestro restaurante necesitaba ascender a alguien con urgencia, por eso de que compañeres que habían sido importantes para mantener el negocio rodando habían encontrado mejores trabajos. Llegaron hasta el punto de pedirnos en una reunión que, quienquiera que estuviera interesade, que hablara con el equipo. Bien, yo no hablé directamente con Ahmed, pero sí con alguien que podía actuar como encargade. Y directamente me dijo que ni de broma, que ya habían hablado sobre mí y yo, simplemente no sería considerade por… ¡Mis problemas de salud! Lo cual, por cierto, es ilegal en Reino Unido. Pero, ¿sabéis qué? Ahora, varios años después, sé que al final fue la decisión correcta para mí, no para el restaurante.

Y así acabó 2018, Ahmed estaba enseñando sus colores, pero la situación era moderadamente soportable. Hasta que el siguiente año empezó.

La franquicia, tratando de exprimir aún más cada penique, seguía recortando el presupuesto que cada restaurante tenía disponible, incluido el nuestro. Y eso se reflejó en un problema que hizo que empezara a pensar muy seriamente en cambiar de trabajo. Cada viernes, éramos las cuatro mismas personas trabajando el mismo turno. Esto estaría bien un día laboral, pero los viernes y sábados eran los días que, sin importar cómo nos organizáramos, todo se iba a la ir a la mierda por una razón muy sencilla: nos faltaban manos. Y yo me estaba llevando la peor parte por algo que Ahmed había heredado del gerente anterior, y que no estaba dispuesto a cambiar.

Veréis, aunque realmente no tengo quejas del viejo gerente, lo cierto es que su manera de organizar sus empleados era, cuanto menos, sexista. Resumiendo y simplificando mucho, si eres una chica, vas a caja. Si eres un chico, vas a la cocina. ¿Y qué pasa si no se te da bien lo tuyo, no te gusta o simplemente no entras en el binario?

Según Ahmed, te jodes. Que nunca ha usado esas palabras en mi cara, pero entendéis el mensaje.

Así que ahí estaba yo, cada puñetero viernes en la caja, aguantando a tíos siendo unos babosos de mierda y teniendo que hacer el trabajo de dos, e incluso tres personas yo sole. Debido a ese estrés, yo lo estaba pasando mentalmente fatal, lo que me hacía sentir más dolor y malestar por mi enfermedad. Además, mi manera de “soportar” ese estrés era también recurrir a hablar como un marinero. Como os podéis imaginar, eso último no es precisamente bueno cuando te fuerzan a trabajar de cara al público.

Ojo, no estoy intentando echar mierda a mis compañeres: elles también estaban muy ocupados con el auto-servicio. El susodicho recibió quejas tanto nuestras como de clientes, enfadades porque podíamos tirarnos hasta media hora desde que entran por la puerta hasta que le dan el primer bocado a su comida. Sí, media hora en un restaurante de comida rápida. E incluso sabiendo lo mucho que Ahmed priorizaba las quejas de clientes, nunca hizo nada. Recuerdo que alrededor de febrero actualicé mi currículum y empecé a buscar trabajo. Cualquier trabajo que no implicara trabajar de cara al público. Pero no hubo suerte.

¿Recordáis cuando Ahmed estaba pidiéndonos que nos ofreciéramos voluntaries para ser ascendides a encargades? Bueno, amiwis, dejad que os cuente algo que nunca fue un secreto: aquella súplica fue un paripé, porque había elegido a un chico a dedo, sin considerar a nadie más. Pero debido a que ese chico se vio envuelto en dos sucesos violentos, uno de ellos con clientes involucrados, Ahmed se vio forzado a no ofrecerle la promoción a ese chico. Y por eso la franquicia decidió buscarse la vida y traer a alguien para ayudarle: Cecil.

Cecil ha sido probablemente el mejor superior que he tenido mientras trabajaba para ese restaurante. Él fue el primero en respetar mi nombre y en entender que yo realmente no sirvo para trabajar de cara al público. Soy demasiado crude y directe para ello. Él nunca me pidió cosas como mi pasaporte para llamarme por mi nombre, o mi diagnóstico para entender que soy autista, y ergo, necesito ayuda en ciertas cosas.

La única tara de Cecil es que siempre intentaba ver las cosas desde todos los ángulos posibles. Os preguntaréis cómo puedo decir que esta cualidad es mala, y comprendo vuestro punto. Pero en una situación en la que tenemos un gerente que se está pasando de la raya con varias personas, tener a alguien que puede simpatizar con Ahmed no es bueno, a pesar de todas sus buenas cualidades, que son muchas. No obstante, ¿puedo culpar a Cecil de esto? Absolutamente no.

A pesar de que las cosas realmente no cambiaron mucho hasta verano, Cecil estaba haciendo lo mejor posible para que el restaurante no se fuera a pique. Se ganó el cariño de todes les que trabajábamos ahí, y el ambiente mejoró muchísimo gracias a él.

Sin embargo, mi salud mental empezó a decaer. A pesar de que 2019 no fue un mal año, ya que fue cuando conocí a mi pareja, hubo muchas cosas que hicieron la situación en el plano laboral volverse un agujero negro de porquería. Resumiendo las cosas que Ahmed hacía y decía:
  • Usaba mi necrónimo. Constantemente. Y no importaba cómo de educadamente le corrigiera o hubiera otres compañeres llamándole la atención: el tío no rectificaba, hasta el punto de que un día dijo literalmente: “Te llamaré Sariel el día que tu pasaporte tenga ese nombre”.
  • Hacía luz de gas todo el tiempo para salvarse el culo. El peor ejemplo es cuando le dijo a una chica que él no había cambiado los turnos de esa semana, para que ella le mostrara capturas de pantalla hechas por su hermana, quien también trabajaba en el restaurante, que probaban que Ahmed sí había hecho cambios. ¡Ooooops!
  • Si cometes errores que, a sus ojos, son imperdonables, por pequeños que sean, te amenazaba con despedirte. Porque no hay nada mejor para mantener al equipo motivado que el uso de amenazas, yaaaaaaay.
Sin embargo, hubo dos incidentes que cambiaron las cosas a mejor, aunque no recuerdo el orden de los mismos. Creo que pasaron en días consecutivos, pero os pido que no os fiéis de mi memoria, ya que sólo sé que pasó en verano. Probablemente junio o julio.

Aquí le menda sabía que empezaba a trabajar a las doce, por lo que noche anterior me lo tomé con calma y me fui a dormir de tranquis. Todo correcto hasta que me despierto a las nueve y media, de forma aleatoria, con una alarma de Google Calendar. Y ahí estaba: un recordatorio de que mi turno empezaba a las diez. Y yo, teniendo el mal despertar que tengo cuando me despierto por sorpresa, me enfado, y mucho. Que sí, que vivía cerca y llegué “sólo” diez minutos tarde, creo recordar.

Aunque yo sabía que el turno había sido cambiado, decidí ir de buenas a preguntarle a Ahmed. ¡Y el señor, cómo no, me mintió en mi cara bonita! Y a pesar de que yo tenía pruebas de que estaba mintiendo, el muy descarado siguió haciéndome luz de gas. Tremendo valor tienen algunos, la verdad.

Al final admitió que había cambiado el turno porque une de les chiques tenía un examen y necesitaba más tiempo para estudiar. Claro, querido Ahmed, pero intentaste hacer los cambios a medianoche. Maravillosa jugada.

Pero no acaba ahí. Yo terminaba a las cinco. Y ahí estaba, cual Calamardo cansade de la vida, queriendo irme a casa. Hasta que Ashley, el chico que estaba llevando el turno de noche viene y me dice que quien se supone que tiene que venir no puede porque… ¡Ahmed le puso el turno sin avisar! Al final, este chico me deja irme a casa a las seis después de encontrarme un relevo preguntando por Whatsapp. ¡Gracias, Ashley!

Y el otro incidente, por suerte, no es tan fuerte como el anterior, pero a mí me tocó la fibra. Veréis, algune iluminade pensó que poner hielo en cubos enormes y ponerlos en la cámara frigorífica sería una buena idea. Para poder limpiar la máquina de hielo, claro está. ¿Problema? Veréis, esos cubitos de hielo estuvieron fuera el suficiente tiempo para que se derritieran ligeramente, y una vez los cubos fueron puestos en la cámara frigorífica, los cubitos de hielo que contenían se convirtieron en pedazos de hielo. Y una vez se nos acabó el hielo en las máquinas de bebidas, hubo un pobre alma que tuvo que ir a coger esos cubos. Yo fui esa alma.

Tratando de romper esos pedazos, me hice daño en el meñique, y bueno, se me escaparon un par de palabras feas. Bien, pues por esa memez se me llamó la atención. Que hey, yo me podría haber roto el meñique con el dichoso hielo o algo, pero lo más importante era mantener mi boca de marinero bien cerrada. Maravilloso.

Pues cosas como estos dos incidentes me sentaron como el culo, y peor. Y decidí hacer una locura: sentarme a hablar, como adultes, con el jefe de área. A explicarle toda la movida que teníamos en el restaurante. Y así, sin saberlo hasta más tarde, me estaba uniendo al club de personas que se habían estado quejando de Ahmed y su forma de hacer las cosas.

Lo que fue un poco decepcionante es que nuestros superiores mostraron más preocupación por algo que haría al Señor Cangrejo parecer un alma caritativa. Veréis, había llegado a nuestros oídos que Ahmed, en lugar de tener salario de gerente, había decidido mantener el sueldo de encargado, que en teoría era inferior al salario. En teoría, hasta que el señor se daba a sí mismo 50/60 horas cada semana, lo cual resultaba en una paga bastante abultada cada viernes. Mientras tanto, al restaurante le faltaban manos.

Y así fue como Cecil se volvió el nuevo manager. Ahmed se negó a cambiar sus condiciones de pago y perdió su puesto de gerente. ¡Ooooops!

Creeréis que las cosas fueron a mejor… Y sí, Ahmed estuvo callado y cabizbajo un par de semanas, pero cuando vio que, a pesar de todo, Cecil estaba siendo presionando por los superiores por razones económicas, el señor volvió a las andadas, e incluso peor.

¿Recordáis mis problemas de salud y los chorrocientos viajes al baño? Bien, amiwis, el señor Ahmed no dudaba en aprovechar cada ocasión posible para señalarme por ello. A pesar de que cada vez que se quejaba, mi respuesta era: “Oye, si quieres, hablo con mi médico y te enseño los papeles que prueban que mi problema está ahí, ¿vale?” Y el señor nunca quería pruebas. Porque claro, es más fácil señalarme como vague que aceptar que, quizá, sí que tenía problemas de salud que se estaban volviendo discapacitantes.

Y no solo eso, problemas que habían estado ahí se volvieron mucho más frecuentes y evidentes. Como el microgestionarme a la mínima oportunidad, tratarme de forma menos favorable e incluso obligándome a llevar una pequeña placa con mi necrónimo porque “todo el mundo lleva una”. Cuando la mitad de la gente pasaba del asunto. Genial todo.

Que sí, a pesar de que Cecil había conseguido quitarme de las cajas en los momentos en los que era menos capaz de lidiar con la sobrecarga (tanto sensorial como laboral), era como si nunca pudiera ver cómo de mal me estaba tratando Ahmed. Pero al menos determinados aspectos mejoraron, como el número de horas trabajadas por semana.

Fueron, unos meses fáciles, hasta que en noviembre nos cae el jarro de agua fría de que nuestros superiores de la franquicia decidieron trasladar a Cecil de restaurante, y a nosotros nos iba a llegar un gerente nuevo. Y ahí fue cuando todo explotó de una forma bestial.

Este nuevo gerente, al que llamaré Butch, era un vago. Tan vago que podrías buscar “vago” en Google y te saldría su foto en la primera fila. Lo cual se tradujo en: Ahmed volvía a estar a cargo de cosas como hacer los horarios, algo que no debería volver a hacer bajo ningún concepto. Y sin Cecil alrededor, se creció aún más en sus desprecios.

Para colmo, nadie salvo yo misme se había molestado a sentarse con Butch cinco minutos y decirle claramente: “Oye, Sariel es autista. Lo pasa fatal en cajas, pero si le dejas que haga cosas en cocina se las apaña bien”. Nadie lo hizo, y no mucho más tarde tuve un colapso mental. No sólo un colapso autista, ojo. Un colapso mental tan malo que apenas recuerdo nada de él. Lo que sí recuerdo es que estuve extremadamente cansade después, lo cual me pasa cuando exploto.

Fue tras ese colapso en el que me di cuenta que no tenía sentido que siguiera intentando cambiar la situación a mejor. Me sentía sole y aislade, a pesar de que Ahmed le hacía la vida imposible a varies de mis compañeres no musulmanes. Yo ya tenía suficiente con estar enferme de algo que había tomado meses, o incluso años, en ser diagnosticado, y que en ese momento estaba empeorando vertiginosamente debido a mi precario estado mental. Porque sí, a pesar de que estaba intentando encontrar terapia para llevar mejor la situación, no todo es sentarme a hablar de cómo me siento, especialmente en casos como el mío. Si las cosas no cambiaban y yo seguía empeorando, me había dicho de ir al médico y pedir la baja. Total, en teoría por lo mío ningún doctor debería dudar de mi palabra, ¿verdad?

Bueno, pues a principios de diciembre casi tuve otro colapso. Digo casi porque mi novia me dijo claramente que si sentía venir otro colapso mental como el anterior, que ni me lo pensara y le llamara. Sí, mi novia, también autista, que odia las llamadas de teléfono casi tanto como yo. ¿Qué me hizo perder los papeles esta vez? Butch esperaba que pudiera hacer el trabajo de tres personas sin darme la oportunidad de hacerlo a mi ritmo, el cual no era su velocidad deseada. Vamos, algo que nunca se le debería hacer a alguien autista. Y claro, ahí cortocircuité, o casi, porque grité que yo así no podía trabajar y que me largaba, mientras me desahogaba con mi novia al otro lado de la línea.

Aunque este colapso no fue tan malo como el primero, recuerdo que, ese viernes por la noche, todo cuanto quería era beber zumo de naranja y comer muchos dulces (resumiendo: azúcar). Recuerdo haberme pasado una hora en el Tesco que tenía cerca hablando a grito pelado, desahogándome de Ahmed, de Butch y de cualquiera que me estaba contrariando allá por finales de 2019.

Lo que sí sé es que, a pesar de que pasé un buen fin de semana con mi novia, yo no estaba mentalmente recuperade. Recuerdo sentir ansiedad por el lunes porque sabía que Ahmed estaría haciendo el mismo turno que yo, y conociéndole, tenía la corazonada de que intentaría provocarme otro colapso para justificar el despedirme. O, al menos, ser él mismo, lo cual tampoco era muy bueno.

Recuerdo ese lunes. 9 de diciembre de 2019. Lo recuerdo porque, en resumidas cuentas, tuve una decepción con algo relacionado con uno de mis intereses especiales. Y todo porque me dije “Debería irme a dormir, que trabajo. Y si no duermo bien no estaré mentalmente estable”. Por eso, digamos que me quedé dormide para algo que es importante para mí. Entonces lo supe: si iba a trabajar, iba a tener otro colapso. Le iba a dar cartas a Ahmed para joderme aún más. Y ahí estaba, a las seis de la mañana, preguntando en Twitter si debería ir al médico y pedir la baja. En retrospectiva, me doy cuenta de que eso era una pregunta retórica, pero por entonces estaba tan jodide mentalmente que necesitaba validación.

Y lo hice. Dije que en Whatsapp que no estaba en condiciones físicas o mentales para continuar trabajando, y que ese mismo día entregaría mi baja. Mi médico instantáneamente me dio la baja, porque sabía de sobra que mi condición solo podría mejorar si me operaban.

Mi baja no fue el final de mis enfados con Ahmed o Butch. Debido a la suma incompetencia de ambos, tuve que ir varias veces al restaurante a pedirles que tramitaran mi baja correctamente, porque no estaba siendo pagade. Pero, para bien o para mal, cuando el covid llegó cuatro meses más tarde pude tramitar yo misme mi baja directamente con recursos humanos.

Así, silenciosamente, dejé el grupo de Whatsapp, respondía a cada correo electrónico de recursos humanos con algo a lo “lo siento, me han cancelado la operación, no sé cuándo volveré a estar disponible” y, sencillamente, tenía la mente y el corazón puestos en la idea de que nunca, jamás de los jamases volvería a trabajar para ese restaurante, o comida rápida en general. Mi salud mental y mi cordura valen mucho más que eso.

Sé que es un final un tanto anticlimático, especialmente porque no tomé notas de cada vez que Ahmed se pasaba de la raya conmigo o tomé suficientes capturas de pantalla para probar los múltiples chanchullos que han pasado. Porque no os engañéis: varies compañeres y yo sabemos de ciertos sucesos ilegales, pero no fuimos lo suficientemente perspicaces de conseguir pruebas para ir a la vía legal.

Sin embargo: dejad que os diga una cosa. Una de las amenazas favoritas de Ahmed era: “¿Y a ti quién te va a dar trabajo con esa actitud?” Sí, implicando que solo él me estaba dando esa oportunidad. Bueno, pues una vez me recuperé de la operación y estuve liste para trabajar encontré el trabajo perfecto para mí. En tiempo récord. En un pueblo más pequeño que Manchester. Eso fue hará casi dos años, y sigo trabajando ahí. En mi trabajo actual se me respeta y se me valora, y como sé lo que me hago se me deja bastante a mi bola. Y sí, es cierto que mi salud mental no está perfecta, pero echando la vista atrás sé que ahora mismo estoy mucho mejor que en 2019.

En cambio, sé que Ahmed acabó por ser despedido. No sé absolutamente nada del cómo. Sé que debido a su trato hacia otres se ganó el estar en su última advertencia, y eso fue antes de que Cecil fuera trasladado. Eso sumado al hecho de que su abuso hacia ciertos compañeres se volvió más vicioso una vez necesité la baja, podrían explicar por qué ya no trabaja ahí. Sinceramente, no me da la gana gastarme unas 30 libras en trasporte para ir ahí y comprobarlo.

Si hay algo en claro que puedo sacar de esta historia es: si sientes que te están tratando mal y estás en un ambiente tóxico: LÁRGATE. En serio, no intentes cambiar las cosas, porque acabarás por absorber esa toxicidad y volverte casi tan male como la fuente de toxicidad. Lo sé porque yo me volví así intentando buscar la simpatía y el apoyo de los demás, y me sabe fatal ser consciente de que reproducí cierta toxicidad en mi ambiente laboral.

El otro consejo que puedo dar es, si sentís que podéis lidiar con todo el estrés y queréis que haya consecuencias legales, ¡tomad notas! ¿Fulanite dice homofobadas a tu alrededor sabiendo que eres gay? Bueno, pues cada vez que lo haga, tú apuntas fecha, hora y lo que ha hecho. ¿Menganite está jugando a favoritos? Vale, esto es más complicado, pero quizá necesites guardarte rotas, por ejemplo. ¿Zutanite no se toma la seguridad alimenticia en serio? Otra vez, apunta fecha y hora y lo que ha hecho. Consigue documentación. A más pruebas tengas, más fácil lo tendrás para tener un caso. Y créeme, hay abogados laboralistas muy buenos ahí fuera.

Por último, pero no menos importante… Mirad, si tenéis la energía y las habilidades sociales, acudid a los sindicatos. Que sí, que en Reino Unido los sindicatos sudan muchísimo de les trabajadores de comida rápida y es muy difícil colectivizar un sector tan volátil debido a la alta precariedad del mismo, pero chiques, no olvidéis que prácticamente todos los derechos laborales que tenemos vienen de sindicatos plantando cara. Hablad con vuestres compañeres. Hacedles ver que hay solución. Yo lo intenté y fallé porque no tengo ese encanto social. Pero otres podríais intentarlo.

Me he dejado muchas cosas en el tintero porque, a más escribía, más me estaba dando cuenta de que este texto iba a ser muy largo, y a pesar de que esto lo estoy escribiendo para asimilar que no es culpa mía, tampoco quiero que sea algo que caiga ignorado. Pero lo importante es que estas cosas pasan, y a más voces se alcen, más fácil será parar esta lacra.

domingo, 23 de octubre de 2022

Oye, mamá, eres autista

Llevo días pensando en si debería hacer esto, ¿y sabes qué? Debería. Pero no por ti, mamá. Sinceramente, no espero que encuentres esta carta abierta. Porque si lo haces, voy a tener que plantearme muy seriamente cómo de eficaz está siendo mi estrategia de bloquear cualquier cuenta de red social que me sea sospechosa. No obstante, sabiendo lo mucho que me has despreciado desde siempre, también puedo decir con casi total seguridad que no has intentado buscarme. Ni un poquito. Y mejor así.

Hay una verdad que deberías empezar a asumir. Eres autista. Te guste o no.

Lo sé, lo sé, esto puede resultar chocante. Sobre todo por la inmensa cantidad de capacitismo interiorizado que arrastras. El mismo capacitismo que te llevó a odiarme cada vez que intentaba ser yo misme. No importa lo mucho que odies el autismo o a la gente autista. Eres autista. Vivo convencide de que tu padre era autista. Tú eres autista, mi hermano pequeño es autista y yo también soy autista. ¡No es coincidencia!

No vengo a escribir sobre Joaquín porque al fin y al cabo yo nunca le conocí. Pero a ti sí te conozco, y una vez que mandé el capacitismo interiorizado bien lejos, lo vi muy claramente. No soy psicólogue ni nada de eso, y tampoco tengo intenciones de serlo. Sin embargo, toda mi experiencia vivida me sirve para saber si alguien puede ser autista, hasta el punto de que le he dicho a gente que ni se lo olía que lo son.

¿Y sabes qué? Ha habido personas que me han escrito después de muchos años para decirme que tenía razón.

No te digo que busques un diagnóstico profesional si no quieres. Mi suegra está en el mismo cajón. Novia y yo sabemos que es autista, y ella se lo huele también. Pero siempre dice: “A mi edad, ¿para qué?”. Y no la culpo, sabiendo cómo está el patio. Quizá tú sí necesites respuestas, o ayuda, y el diagnóstico sea la respuesta. Si ese es el caso, espero y deseo que quien te atienda sea más amable que yo. Porque no sé si lo has notado, pero yo me estoy moderando muchísimo.

Y sí, puedes usar esta carta. Le ahorrará mucho trabajo a le pobre que te toque.

Voy a empezar por lo más obvio. Lo mucho que sabes de Clint Eastwood y películas del oeste. ¿Tú crees que una persona alista sabría tanto de un tema tan concreto? ¿Así por que sí? No. Lo tuyo es un interés especial, y no tan raro.

El hecho de que prefieras comer cosas como coles de Bruselas, filetes de hígado o mejillones tiene una explicación también. Te gustan las comidas con sabores y olores fuertes porque buscas algo que te estimule sensorialmente. Eso, mamá, es muy, pero muy autista.

Hablando de diferencias sensoriales, el hecho de que te marees en todo medio de transporte habido y por haber también puede ser explicado con autismo. Tu sistema vestibular es tan sensible que técnicamente podrías marearte caminando. Y sí, está relacionado con ser autista, aunque de momento esa relación está establecida porque otres autistas adultes confirman que les pasa.

¿Te acuerdas cuando creías que te estabas quedando sorda? Los médicos te hicieron muchísimas pruebas y llegaron a la conclusión de que a ti no te pasaba nada. Bueno, puede que con la edad sí que esté pasando. No obstante… La única vez que vi a nuestra familia extendida me di cuenta de algo interesante: todo el mundo lo pasaba mal para entender cosas a la primera, y había que repetir frecuentemente. Ahora me doy cuenta de que no es sordera, son dificultades en el proceso auditivo.

Aparte, tú tienes estereotipias, solo que no son tan obvias. Cantas y hablas sola. Todo el rato. Una canción muy concreta. ¿Y sabes quién más tiene estereotipias? ¡Exacto!

Podría seguir y seguir en esos pequeños detalles que suelen escapar, pero tampoco quiero aburrir a quien acabe por leer esto. Y si estás leyendo esto, tampoco es que importe mucho que siga, porque seguro que vas a intentar desmontar punto por punto. Pero yo lo tengo claro. ¿De dónde narices me viene el autismo si no es de ti? Porque de papá ya te digo que probablemente lo que me ha tocado es TDAH. La diferencia es que a papá no lo tiraría dentro de un volcán, así que realmente no tengo razón para ir a por él públicamente.

Entiendo que te va a costar procesarlo. Es más, a mí me costó casi diez años gracias a tu capacitismo interiorizado, y eso si sólo cuento desde que a cierto psiquiatra se le escapó contarme lo mío. Pero es lo que hay. No puedes cambiar quién eres. Puedes aceptarlo y vivir feliz siendo tú misma, como yo estoy haciendo. O puedes hundirte en una espiral de odio y autodestrucción, como Francisco está haciendo. Eso si el hígado no se le ha ido ya a la mierda, claro está.

Si nuestra relación hubiera sido diferente, intentaría ayudar más en serio, pero como siempre he sido la oveja negra de la familia, esta carta es lo máximo que voy a hacer por ti; y eso es si la encuentras primero. Tu problema no es ser autista. Tu problema es cómo has tratado a muchas personas de nuestras vidas. Desprecios que sólo he podido ver claramente una vez que estaba lejos de ti. Porque ahora entiendo por qué no te gustaba un pelo la abuela, por ejemplo. O lo mucho que intentabas controlarme, como si estuvieras intentando vivir a través de mí. Lo tuyo es de terapia.

Es más, gracias a una persona que no voy a mencionar porque ni la conoces, te doy a dar un consejo de gratis: mírate lo tuyo primero, y entonces ya buscas el diagnóstico de autismo. Te lo digo porque podrías usar el ser autista como excusa, como ella adora hacer todo el tiempo. Al final, a nadie le importa que el autismo pueda ser una explicación, porque nunca para de liarla. Y a ti te pasaría lo mismo si lo intentaras, así que mejor no lo hagas.

Podría ser más crude y cruel, pero tengo suficiente con repetir los chistes de Musculitos, de Historias Corrientes. O compararte con Samina, de Pokémon Sol y Luna. Creo que no tengo que dar más detalles de lo terrible que eres, y lo feliz que soy desde que tengo mi propia familia. Y créeme, he aprendido muchísimo de tus errores. ¿Y sabes quién más debería aprender de tus errores? ¡Tú, mi madre!

domingo, 16 de octubre de 2022

Robarnos la voz

Sé que no soy la persona más adecuada para escribir esto. Pero probablemente sí sea la más sinvergüenza. Y quizá también quien tenga menos miedo a posibles represalias. Al fin y al cabo, ¿qué van a hacerle a une mindundi como yo, que ni siquiera vive en el mismo país? ¡Buena suerte, amiguites!

No obstante, no importa lo mayor que me haga ni lo ermitañe social que me vuelva, al final me acabo enterando de cosas, y como de costumbre, tengo que venir al blog a decir lo que pienso. Otra vez, párrafo de arriba. Algo de no tener vergüenza, algo de eso...

A pesar de que no paso mucho tiempo en Twitter, tuve a bien de enterarme que el pasado 8 de octubre hubo una concentración autista en Madrid. Y sí, las cursivas tienen su razón de ser.

Aunque a simple vista parecía algo correcto, quizá sea el hecho de que vivo en otro país, y por ende, estoy más desconectade de las cosas que pasan a nivel local en España, pero a posteriori, la gente no parecía muy feliz respecto a la concentración. Y luego, un comunicado quejándose de lo de siempre. Que por cierto, me han tenido que ayudar a encontrarlo porque ha sido borrado de Twitter.

¡Ahá! Ya estamos otra vez... ¿verdad?

Me consta que la organización que llevó a cabo el evento no es autista. También me consta que dicha concentración no resultó ser muy compatible con las necesidades del grupo que decían representar. E incluso contaron en espíritu con cierto profesional que hace diagnósticos... Por el módico precio de un mes de salario mínimo, más o menos.

¿Qué quiero decir con esto? Mirad, chiques, desgraciadamente como no pude estar allí mi crítica no puede ser exhaustiva. Y por favor, tomad mis palabras con algo de sal. Pero lo molesto es que existen ahí fuera personas sin escrúpulos ni vergüenza que usan símbolos de nuestra comunidad; como infinitos arcoiris; para sus propios fines personales, profesionales, o ambos. Ahora que por fin estamos empezando a deshacernos de toda la parafernalia medicalista que rodea al autismo, y a la neurodiversidad en general, tenemos que trabajar en deshacernos de aquelles que realmente no piensan que merezcamos los mismos derechos que elles.

Si somos las propias personas autistas las que levantamos la voz y hablamos de nuestras necesidades, correctísimo. Incluso si no estamos de acuerdo en ciertas cosas. No obstante, y esto es 100% personal, no considero que personas alistas deban estar al frente de este tipo de eventos. Eso para empezar.

Luego, el hecho de que no se tomaron en cuenta cosas como el ruido que puede haber en una concentración. ¡Menos mal que una asamblea independiente pensó en crear una zona de cuidados! Yo si hubiera estado ahí la hubiera necesitado, y es que el ruido es una de las razones por las que me he convertido en una ermitañe social. No lo aguanto. Colapso.

Y para rematar, los ponentes. Mirad, yo entiendo que es difícil encontrar gente adecuada para eso. Es más, yo sé que lo pasaría fatal para hablar en un evento, y al final estaría a lo: "weno, pos vais a leerme lmao". También entiendo que a veces haya que recurrir a personas relacionadas con el autismo, como adres de personas autistas. Pero lo que me escuece, y después de haberme enterado de un par de cosas gracias a un pequeño puñado de almas en Discord, es que hubo una persona muy concreta que incluso mercantilizó su presencia en el evento. No quiero decir nombres concretos porque me han advertido que tiene el gatillo flojo para denunciar. He dejado pistas, para quien sepa ver. Quizá sea la razón por la que no puedo encontrar ese comunicado en Twitter. Especulo, no afirmo.

¿Pero en serio? ¿Así es cómo están las cosas ahora mismo? Porque lo que sí recuerdo de ese comunicado es que afirmaban que a las personas autistas, como yo, las estaban silenciando y tratando de extremistas. ¿Y sabéis qué? Si decir bien claro lo que pienso es ser extremista, ¡tengo noticias para vosotres! ¡Soy une extremista!

Y luego que por qué creamos blogs, estamos en las redes sociales y a la mínima tenemos que ir dejándonos cucharas para que se nos escuche... Nos siguen robando la voz, y muy descaradamente. Pero no os preocupéis, lo bueno de que este evento haya sucedido es que puede haber más, y eso significa la posibilidad de que sean personas autistas quienes lo gestionen.

Nada sobre nosotres sin nosotres. Y si lo es, no vale nada.

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