Recientemente, por motivos profesionales, tuve que hacer un pequeño módulo en línea titulado Concienciación de las discapacidades. Aunque era un módulo bastante bueno y del que he podido aprender bastantes cosas positivas respecto a la materia; hubo algo que, como autista, me sacó bastante de mis casillas.
Básicamente, como consejo general, una de las secciones del módulo recomendaba que, en el caso de tener que hacer referencia a la discapacidad de la persona, usemos el lenguaje “persona con”.
Admito que en algunos casos este consejo puede ser útil. Para referirse a personas con diabetes, por ejemplo, me parece adecuado este tipo de lenguaje. Pero para hablar de personas autistas, usar el lenguaje “persona con” es un gran error.
Como Jim Sinclair ha escrito, debemos desechar la estructura “persona con autismo” para referirnos a autistas. Resumiendo su texto, sus razones eran las siguientes:
- El autismo no es una parte accesoria de la persona.
- El autismo no es una característica poco importante de quiénes somos. Forma buena parte de nuestra identidad.
- El autismo no es algo indeseable o que nos haga infrahumanos. Es simplemente una variación del neurodesarrollo totalmente aceptable.
Algunes me han tachado de filósofa del lenguaje, despectivamente, por explicar las razones por las que la expresión “persona con autismo” debe ser desechada. No son sólo matices. El lenguaje es un reflejo de los pensamientos de la sociedad. Y usando tal estructura sin reflexionar en su significado real es problemático para nosotres.
Existe un problema parecido con la estructura “padece X”. Es una estructura aceptable siempre y cuando hablemos de enfermedades. Puedo decir que padezco cirrosis, puesto que es una enfermedad. Pero decir que padezco autismo resulta estigmatizante e incluso insultante. No padezco autismo, padezco la ignorancia de la gente respecto al autismo. Y así con las neurodivergencias que se os ocurran.
Así que, si alguna vez en el futuro, necesitas referirte a alguien que esté en el espectro, dirígete a elle como persona autista. O autista a secas. O cualquier otro término que prefiera. Pero, por favor, evita decir “persona con autismo” o “X padece autismo”. No somos enfermes. No necesitamos usar el lenguaje del paradigma de la enfermedad.
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